lunes, 4 de agosto de 2014

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Epilepsia en mayores de 60 años pasa inadvertida

Alguien se queda unos minutos con los ojos abiertos y mirada perdida. Otro se sorprende porque escucha palabras distorsionadas. Una mujer recibe reproches porque no recuerda películas o se angustia porque no retuvo viajes recientes.
Amnesia transitoria, demencia y depresión pueden ser síntomas.
LA NACIÓN/GDAmar jul 8 2014
Todas estas historias, rigurosamente ciertas, les ocurrieron a personas cuyos nombres omitimos por pedido de los protagonistas y que con alrededor de 60 años o más comenzaron a sufrir epilepsia, el trastorno neurológico crónico más común en el mundo (incluso más frecuente que el párkinson), pero que se cree que sólo se ve en niños o adolescentes.
Las evidencias, sin embargo, indican precisamente lo contrario. No sólo que este cuadro es más frecuente en edades avanzadas que en las tempranas, sino que con la mayor expectativa de vida se está diagnosticando más (y tal vez esté aumentando su prevalencia) entre adultos mayores.
"La epilepsia comienza en cualquier edad, pero con más frecuencia en el primer año y después de los sesenta", dice Alfredo Thomson, director médico del Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro (Argentina).
"Sin embargo, es seis veces más frecuente después de los sesenta años que en el primero. Es más: estudios realizados en Estados Unidos sugieren que si se toma en cuenta el subdiagnóstico, esa relación podría ser de 10 a 1".
La Organización Panamericana de la Salud estima que la epilepsia afecta a 50 millones de personas, de las cuales cinco millones viven en América. En la región se calcula que podría existir una brecha de tratamiento superior al 50%, lo que significa que más de la mitad de las personas no están recibiendo tratamiento.
"El problema que se presenta en los adultos mayores es que se trata de una patología más difícil de diagnosticar, ya que no siempre se presenta con crisis convulsivas", dice Damián Consalvo, especialista a cargo del área de epilepsia del Instituto de Neurociencias de Buenos Aires (Ineba).

"Es muy frecuente que sea irreconocible en el adulto", coincide Natalio Fejerman, consultor honorario del Servicio de Neurología del hospital Garrahan y exsecretario general de la Liga Internacional contra la Epilepsia. "Esto les ocurre incluso a muchos neurólogos que son buenos profesionales en otras áreas".
Amnesia transitoria, demencia, depresión, síntomas epigástricos (en la parte superior del abdomen) son señales que pueden delatar una epilepsia en el adulto mayor y que, al ser inespecíficas, demoran la identificación.
"El diagnóstico de la epilepsia es esencialmente clínico", subraya Thomson. "El electroencefalograma lo avala, pero no es suficiente.
Si una persona tiene 60 años o más, y está confusa durante varios días, con frecuencia se piensa en un caso de alzhéimer cuando en realidad tal vez tenga epilepsia, con el agravante de que el 10% de los pacientes con alzhéimer además tienen crisis epilépticas.
En otros casos, agrega Consalvo, cuando se dan crisis continuas y con formas sutiles de presentación pueden ser interpretadas como un accidente cerebrovascular.
"El electroencefalograma en esta franja de edad es menos específico que en las personas jóvenes", explica el especialista. "En el adulto mayor, el cerebro pareciera no tener capacidad de experimentar el tipo de descargas que padece el adulto joven".
Según detalla Thomson, la causa más frecuente de epilepsia después de los sesenta son los trastornos vasculares, los pequeños ACV antiguos, muchas veces asintomáticos, en la región frontal del cerebro. Y el gran desafío para médicos y pacientes es el diagnóstico: "La demora hace que la persona viva con convulsiones, o que por una "ausencia" tenga riesgo de caerse o lastimarse", destaca. Es un cuadro relativamente benigno, en el sentido de que no es mortal, pero que sin tratamiento puede producir una alteración muy importante en vida".
"Muchas evidencias indican que la epilepsia en la tercera edad es un importante problema de salud pública", dice Silvia Kochen, profesora adjunta de la Cátedra de Neurología de la Universidad de Buenos Aires y autora de un estudio sobre prevalencia y características clínicas de la epilepsia, publicado en Neuroepidemiology. "A eso hay que sumarle el maltrato por el estigma que enfrentan los que padecen este mal", agrega.
Por suerte, también hay buenas noticias. Una de ellas es que la epilepsia en el adulto mayor normalmente puede controlarse y tiene buen pronóstico.
"Las últimas recomendaciones sugieren usar en estos casos las drogas más nuevas, que no tienen tantas interacciones, porque alrededor del 85% de los pacientes de ese grupo de edad consumen de seis a siete fármacos, y hay un 15% que toma 10 o 15", concluye Thomson.

CÓMO ES POSIBLE DETECTARLA A TIEMPO


Epilepsia


La Organización Panamericana de la Salud estima que la epilepsia afecta a 50 millones de personas, de las cuales cinco millones viven en América.

En la región


En la región se calcula que podría existir una brecha de tratamiento superior al 50%, lo que significa que más de la mitad de las personas no están recibiendo tratamiento.

Qué es este mal


Cambios en el tejido cerebral provocan que el cerebro esté demasiado excitable, lo que suele dar convulsiones. Es el trastorno neurológico crónico más común (incluso más frecuente que el párkinson), pero que se cree que sólo lo tienen los niños o adolescentes.

En los mayores


No sólo es más frecuente en edades avanzadas que en las tempranas, sino que con la mayor expectativa de vida se está diagnosticando más (y tal vez esté aumentando su prevalencia) entre adultos mayores.

Difícil de ver


El problema que se presenta en los adultos mayores es que se trata de una patología más difícil de diagnosticar, ya que no siempre se presenta con crisis convulsivas.

Síntomas


Amnesia transitoria, demencia, depresión, síntomas epigástricos (en la parte superior del abdomen) son señales que pueden delatar la epilepsia en el adulto mayor.

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