Lo que falta saber sobre epilepsia
Publicado 09/11/2014
La
epilepsia continúa siendo una enfermedad considerada como tabú dentro
del grueso de la población mundial. Así lo revelan las estadísticas
recopiladas por la Organización Panamericana de la Salud, (OPS), en
conjunto con la Liga Internacional Contra la Epilepsia.
Algunas de las percepciones equivocadas sobre la epilepsia es considerarla como resultado de una posesión de “espíritus maléficos”; incluso en la actualidad, cuando existen explicaciones biomédicas, se le sigue relacionando con comportamientos agresivos o criminales, actividad sexual anormal o una degeneración hereditaria; reafirmado los estereotipos negativos existentes en la población.
Esta información y otras más, fueron epicentro del V Congreso de Epilepsia realizado en Pereira, con la asistencia de especialistas nacionales e internacionales.
“Las percepciones equivocadas y la estigmatización hacia la epilepsia, afectan el tratamiento y la calidad de vida de quienes la padecen”, Luisa Márquez, neuróloga pediatra.
Asimismo, aseguró que “una atención médica oportuna, acompañada de un diagnóstico y tratamiento bien llevados, permite que del 60 al 70 % de los pacientes, puedan llevar una vida normal o sin muchas limitaciones”
Es por ello, que en el marco del Congreso que lideró la Asociación Colombiana de Neurología (ACN), se buscó no sólo desmontar los mitos que rodean esta enfermedad, sino informar y capacitar a pacientes, familiares, médicos generales, residentes, especialistas en el área de neurociencias y profesionales de otras disciplinas relacionadas como pediatras, internistas, urgenciólogos, médicos familiares, entre otros; así como a la población en general.
Según la neuropediatra Márquez, “durante siglos, tanto la epilepsia como otras enfermedades, han estado ligadas al tabú o a la superstición. La naturaleza de la epilepsia en la cual el individuo puede tener una pérdida abrupta del control de sus funciones corporales y de sus sentidos, también ha contribuido a generar miedo y discriminación frente a quienes la padecen; producto del desconocimiento generalizado entre la población”.
La calidad de vida
Según la neuróloga, las percepciones equivocadas frente a la epilepsia tienen consecuencias desfavorables que afectan la vida familiar, académica, social y laboral de los pacientes. A nivel familiar, los padres y familiares experimentan múltiples miedos y se abstienen de realizar diferentes actividades, generadas en gran parte por la desinformación sobre los efectos reales que las crisis pueden tener en el afectado.
En el ámbito escolar, la falta de información sobre la enfermedad puede causar que los niños sean enviados a casa después de una crisis sin ser necesario. También pueden ser malinterpretados y acusados de mal comportamiento o inatención; dependiendo de las características de la crisis.
EN EL TRABAJO
Uno de los escenarios que produce mayor dificultad para quien padece epilepsia, es el laboral.
A pesar de que en Colombia existe la Ley 1414 de 2010, las personas con la enfermedad frecuentemente sufren de discriminación, pese a que en su gran mayoría, son aptas para desempeñarse en cargos del sector productivo, debido a que sus capacidades mentales y físicas no se ven alteradas.
Igualmente, quienes padecen esta patología de difícil control, conviven con más dificultades, porque tienen menores oportunidades de interacción social, bajo acceso a la educación, y también, son víctimas de mayores estereotipos y prejuicios.
Estudios mundiales muestran que la actitud de la comunidad en general hacia la epilepsia ha ido mejorando. En el país además, se cuenta con la Ley para esta población, convirtiendo a Colombia en pionera frente a legislación en este tema, junto con Argentina.
Finalmente, con esta iniciativa la Asociación Colombiana de Neurología, busca que la epilepsia deje de ser un tema tabú, y que los colombianos aprendan a identificar algunos de los principales síntomas de alerta, consulten a tiempo con un especialista y puedan reaccionar adecuadamente, ante una crisis. Entre otras limitaciones, las personas con epilepsia ven reducido su acceso a los seguros de vida y de enfermedad, y tienen dificultades para obtener el permiso de conducir u ocupar determinados puestos de trabajo.
Algunas de las percepciones equivocadas sobre la epilepsia es considerarla como resultado de una posesión de “espíritus maléficos”; incluso en la actualidad, cuando existen explicaciones biomédicas, se le sigue relacionando con comportamientos agresivos o criminales, actividad sexual anormal o una degeneración hereditaria; reafirmado los estereotipos negativos existentes en la población.
Esta información y otras más, fueron epicentro del V Congreso de Epilepsia realizado en Pereira, con la asistencia de especialistas nacionales e internacionales.
“Las percepciones equivocadas y la estigmatización hacia la epilepsia, afectan el tratamiento y la calidad de vida de quienes la padecen”, Luisa Márquez, neuróloga pediatra.
Asimismo, aseguró que “una atención médica oportuna, acompañada de un diagnóstico y tratamiento bien llevados, permite que del 60 al 70 % de los pacientes, puedan llevar una vida normal o sin muchas limitaciones”
Es por ello, que en el marco del Congreso que lideró la Asociación Colombiana de Neurología (ACN), se buscó no sólo desmontar los mitos que rodean esta enfermedad, sino informar y capacitar a pacientes, familiares, médicos generales, residentes, especialistas en el área de neurociencias y profesionales de otras disciplinas relacionadas como pediatras, internistas, urgenciólogos, médicos familiares, entre otros; así como a la población en general.
Según la neuropediatra Márquez, “durante siglos, tanto la epilepsia como otras enfermedades, han estado ligadas al tabú o a la superstición. La naturaleza de la epilepsia en la cual el individuo puede tener una pérdida abrupta del control de sus funciones corporales y de sus sentidos, también ha contribuido a generar miedo y discriminación frente a quienes la padecen; producto del desconocimiento generalizado entre la población”.
La calidad de vida
Según la neuróloga, las percepciones equivocadas frente a la epilepsia tienen consecuencias desfavorables que afectan la vida familiar, académica, social y laboral de los pacientes. A nivel familiar, los padres y familiares experimentan múltiples miedos y se abstienen de realizar diferentes actividades, generadas en gran parte por la desinformación sobre los efectos reales que las crisis pueden tener en el afectado.
En el ámbito escolar, la falta de información sobre la enfermedad puede causar que los niños sean enviados a casa después de una crisis sin ser necesario. También pueden ser malinterpretados y acusados de mal comportamiento o inatención; dependiendo de las características de la crisis.
EN EL TRABAJO
Uno de los escenarios que produce mayor dificultad para quien padece epilepsia, es el laboral.
A pesar de que en Colombia existe la Ley 1414 de 2010, las personas con la enfermedad frecuentemente sufren de discriminación, pese a que en su gran mayoría, son aptas para desempeñarse en cargos del sector productivo, debido a que sus capacidades mentales y físicas no se ven alteradas.
Igualmente, quienes padecen esta patología de difícil control, conviven con más dificultades, porque tienen menores oportunidades de interacción social, bajo acceso a la educación, y también, son víctimas de mayores estereotipos y prejuicios.
Estudios mundiales muestran que la actitud de la comunidad en general hacia la epilepsia ha ido mejorando. En el país además, se cuenta con la Ley para esta población, convirtiendo a Colombia en pionera frente a legislación en este tema, junto con Argentina.
Finalmente, con esta iniciativa la Asociación Colombiana de Neurología, busca que la epilepsia deje de ser un tema tabú, y que los colombianos aprendan a identificar algunos de los principales síntomas de alerta, consulten a tiempo con un especialista y puedan reaccionar adecuadamente, ante una crisis. Entre otras limitaciones, las personas con epilepsia ven reducido su acceso a los seguros de vida y de enfermedad, y tienen dificultades para obtener el permiso de conducir u ocupar determinados puestos de trabajo.
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